Los desafíos del siglo XXI demandan cada vez más que las empresas desarrollen nuevas formas de pensar y de actuar. Las empresas B, también conocidas como empresas de triple impacto, surgen de la necesidad de crear un modelo de negocio que redefina los sistemas tradicionales. Esta iniciativa nace en Estados Unidos y Canadá en el año 2006; en 2012 se expande a Latinoamérica con el propósito de fomentar el desarrollo de empresas que generen bienestar para las personas y el medio ambiente.
Las empresas y las personas deben asumir las consecuencias de sus actos, eso implica desde el punto de vista empresarial, que se debe tener muy claro cómo las actividades que se realizan para ofrecer un producto o servicio impactan al medio ambiente, a las comunidades y personas que le rodean, sin descuidar los beneficios económicos.
Pedro Tarak, cofundador de Sistema B plantea que: “Estamos en un momento de conciencia, en un momento de desafíos que requiere a cada uno repensar el sentido de ¿para qué?, ¿para qué hacemos una empresa?, ¿para qué vamos a trabajar en una empresa?, ¿para qué hacemos parte del mercado? y ¿para qué vamos a construir economía?”
Responder estas preguntas, marcan el camino hacía una nueva forma de hacer negocios, donde el rendimiento financiero es entendido como una herramienta para lograr los objetivos, pero no es la razón de ser de la empresa.
La innovación de estas empresas es que operan con altos estándares sociales, ambientales y de transparencia, estableciendo en sus estatus el compromiso legal de tomar decisiones considerando los intereses no financieros al mismo nivel que los financieros, asumiendo la gestión de impactos sociales y ambientales con la misma importancia que los financieros, y aprobando una evaluación externa.
Los ciudadanos no quieren ser simples espectadores, quieren ser parte activa de la solución, ese cambio en las expectativas; ha obligado a las empresas a buscar la forma de generar rentabilidad y solucionar los problemas de la sociedad y la naturaleza, al mismo tiempo.
Puede parecer un poco romántico para los que se mantienen arraigados en modelos de negocios tradicionales, sin embargo, basta ver las cifras presentadas en junio 2018, por empresas como Unilever, considerada una de las empresas más grandes del mundo, donde reportan que sus marcas sustentables crecen un 46% más rápido que las que no lo son.
El movimiento de empresas B, es una invitación para todas aquellas personas y organizaciones que quieren trabajar por un mundo mejor y no solo por un salario. En la actualidad hay más de 3,000 empresas B, con presencia en 71 países. Además de ser un nuevo modelo de negocio, es un ecosistema que ofrece herramientas que potencian el crecimiento de sus miembros.
Es posible pensar que las Empresas B, son una forma de ejecutar la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) porque tienen muchos puntos en común, que nos acercan a trabajar por un futuro sostenible y sustentable, sin embargo una de las grandes diferencias que observamos es que en este modelo de negocio las acciones por el medio ambiente y el bienestar social, tienen la misma relevancia que los beneficios económicos, no son programas aislados que se diseñan para cumplir o dar respuesta a las necesidades de los grupos de interés, son parte la razón de ser de la empresa.
Para ser una empresa B, en primer lugar, hay que asumir el compromiso de querer serlo. Luego se debe completar una evaluación de impacto con base en la revisión detallada de todos los ámbitos la empresa: Gobernanza, Trabajadores, Medioambiente y Comunidad.
“La Empresa B aspira a ser la mejor empresa para el mundo y no solo del mundo”.
