Artículo escrito por Joaquim Levy, Director Financiero del Grupo Banco Mundial.
Fue publicado en la página del Banco Mundial en este enlace.
Las tecnofinanzas—o FinTech en inglés— están cambiando el sector financiero (i) en todo el mundo. También están facilitando que los servicios financieros lleguen a las familias de bajos ingresos que no han tenido los recursos para poder pagarlos o tener acceso a ellos. Las posibilidades y el impacto son muy amplios, como lo es el potencial de mejorar las condiciones de vida en los países en desarrollo.
Las finanzas comienzan a funcionar de modo diferente; hay nuevas maneras de recopilar, procesar y usar la información, que es la moneda principal del sector financiero. Un conjunto totalmente nuevo de actores empieza a operar en este sector. Por consiguiente, todas las áreas financieras —incluidos los sistemas de pago y la infraestructura, el crédito para los consumidores y las pymes, y los seguros— están cambiando.
La transformación permitida por las finanzas digitales (PDF, en inglés) puede ser producto de una mayor competencia y mejoramiento de la eficiencia en la industria de los servicios financieros, lo cual tiene el potencial de brindar enormes beneficios para los clientes. Sin embargo, los posibles cambios significativos en la vida de los 2000 millones de adultos que todavía están excluidos del sector financiero en el mundo no se producirán sin la existencia de ciertos riesgos. Estos riesgos deben ser abordados para que los beneficios de las tecnofinanzas se puedan desarrollar plenamente.
El sector tecnofinanciero aumenta la inclusión financiera
El objetivo del acceso universal a los servicios financieros (i) establecido por el Grupo Banco Mundial, y cuya meta es que todos los adultos tengan al menos una cuenta para transacciones en 2020, es aún más factible con la aceleración del desarrollo de las tecnofinanzas. En un mundo donde el 40 % de la población tiene acceso a internet y es más probable que el 20 % de los hogares más pobres tenga acceso a un teléfono móvil que a agua potable y saneamiento, la posibilidad de un cambio dramático en el acceso y uso de servicios financieros por las personas de los mercados emergentes y los países en desarrollo es muy real y con un impacto concreto en su bienestar.
Cuando las personas tienen acceso a servicios financieros pueden superar las crisis en materia de ingresos. Pueden invertir en capacitación, la salud de sus familias y nuevas fuentes de ingresos. Con un financiamiento adecuado, pueden crear un futuro mejor y proteger sus condiciones de vida. Los siguientes ejemplos ponen de relieve el crecimiento y el impacto de las tecnofinanzas en los últimos años:
En Tanzanía, se ha duplicado con creces el porcentaje de adultos con cuentas para transacciones, del 17,3 % en 2011 al 39,8 % en 2014, principalmente a través de servicios de dinero electrónico.
La mayor atención de India en las identificaciones digitales ha sido fundamental para crear 200 millones de nuevas cuentas bancarias.
En Brasil, el uso de tarjetas de pago electrónico ha reducido los costos de las transferencias sociales en el programa de transferencias monetarias condicionadas, Bolsa Familia, a menos del 3 % del total de los pagos.
Alifinance, una subsidiaria de la empresa china de comercio electrónico Alibaba, brinda servicios a decenas de millones de clientes, asignando puntuaciones de crédito y tomando decisiones sobre microcréditos para los vendedores casi al instante sobre la base de la huella digital de los postulantes.
Sin embargo, el sector tecnofinanciero nos plantea el gran desafío de regular y gestionar los riesgos en medio de esta transformación rápida y fundamental, y de garantizar que todos los países se beneficien.
Un nuevo escenario de riesgos
Con el arribo de las tecnofinanzas, los reguladores deben adaptarse a un paisaje que cambia rápidamente y a una nueva clase de actores, garantizando al mismo tiempo la igualdad de condiciones, protegiendo a los consumidores y la privacidad, y evitando el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Surgen nuevas preguntas, tales como: ¿las transacciones monetarias encriptadas promoverán la inclusión financiera (i) y, al mismo tiempo, ayudarán a combatir el lavado de dinero (i) al reducir las transacciones en efectivo y permitir un mayor y mejor seguimiento? El enfoque de México, de hacer que la información exigida a los titulares de cuentas sea proporcional al monto y la frecuencia de sus operaciones, ha demostrado ser una manera eficaz de supervisar el sistema financiero, manteniendo a la vez costos bajos de transacción para los clientes menos riesgosos.
Los inversores que siguen tendencias como los préstamos entre particulares deben estar plenamente conscientes de los riesgos, que podrían ser del orden de los miles de millones de dólares, según algunas estimaciones de autoridades. De hecho, existen diferencias entre una empresa que otorga préstamos usando su propio capital, y para la cual las principales preguntas normativas se centran en cuestiones de privacidad, y las preguntas más tradicionales para las empresas que ofrecen préstamos usando dinero de terceros y participan en lo que podría considerarse actividades bancarias esenciales.
Para los consumidores, un mayor acceso a nuevos productos financieros plantea riesgos como el sobreendeudamiento, especialmente en los lugares donde la educación financiera es limitada. Por esta razón, el Grupo Banco Mundial hace hincapié en la entrega de conocimientos financieros a las personas de bajos ingresos, a medida que se amplía el acceso a los productos financieros.
A nivel macro, es necesario salvaguardar la estabilidad financiera. En caso de producirse una falla masiva en estos nuevos productos, la pérdida de confianza pública podría comprometer años de desarrollo del sector financiero y erosionar rápidamente la confianza de las personas en el dinero y la banca. La crisis mundial de 2008 demostró que los sistemas financieros traen beneficios para el desarrollo cuando funcionan bien, pero dan lugar a importantes costos sociales cuando no lo hacen. Las autoridades de los países que experimentan una rápida expansión de las tecnofinanzas han estado al tanto de esto y a menudo se asocian con grandes proveedores de servicios, como las empresas de telecomunicaciones en Kenya.
Para afrontar este nuevo escenario de riesgos, se necesitan nuevas formas de pensar acerca de la regulación y supervisión financieras. Esto es particularmente cierto con respecto a los riesgos en materia de seguridad cibernética, un área en que los bancos y los reguladores deben apartarse de los procesos de supervisión tradicionales. La combinación de las funciones de supervisión con la tecnología también es clave para aumentar la detección de los flujos de dinero ilícito, los fraudes y los robos. La inminente necesidad de regular el sector tecnofinanciero con eficacia, así como de aplicar los conocimientos regulatorios usando maneras distintas es un desafío estimulante que asumen las instituciones nacionales e internacionales, a menudo a la par con el sector privado.
Los cambios tecnológicos que estamos presenciando, junto con el apoyo normativo, ayudarán a acelerar el acceso de miles de millones de personas más al financiamiento para mejorar sus condiciones de vida y comenzar a aprovechar los beneficios del desarrollo
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